La vibración de los cuencos tibetanos armoniza nuestros centros energéticos, la función orgánica y el sistema glandular.
El sonido del gong representa la corriente de la vida. Los diferentes tonos del gong bañan nuestras células regenerando el sistema nervioso, reduciendo el estrés y la ansiedad.
Disfrutamos de un estado profundo de meditación que nos abre la puerta al fin de semana con energía renovada.